Estamos ya un poco cansados de ir
los fines de semana a Okhaldunga, porque aparte del ciber, de un café dudoso y
de comer momos no hay mucho más que hacer. Así que hemos pedido, rogado y al
final organizado una escapada turística a un pueblo cercano, a cambio tendremos
que trabajar los dos domingos siguientes...
No nos ha resultado demasiado
fácil, el primer destino fue unas cataratas de las que nos había hablado, pero
los coordinadores de la organización nos han recomendado no ir, está muy lejos,
el camino es peligroso y tenemos que pasar varios días andando… Asique, sin
saber bien si son escusas para que no nos movamos o si son consejos a tener en
cuenta, hemos buscado (gracias a una aplicación del móvil) otro sitio, Salleri,
un lugar turístico (por lo menos para los lugareños) desde donde se puede ver
el Everest, y donde se supone hay algo de “vidilla” porque muchas expediciones
pasan por allí…
Hemos consultado y parece que no
hay demasiado problema en ir, sólo tenemos que contratar un jeep... Y
necesitamos un día de viaje (cinco horas para sesenta kilómetros), así que yo
prefiero no pensar en cómo será la carretera…
Los días previos a partir Sarita nos repite una y otra vez que Salleri es un sitio muy
bonito, en donde hay un gran bazar en el que comprar queso, pero siempre
termina riéndose entre dientes repitiendo que hace “deraaaaaai chisso”
(muuuuucho frio), seguro que se ríe porque nos imagina hechos un cubito ;)
Por fin llega el día, parto de mi
casa con una mochila que en principio iba a ser pequeña (sólo para cuatro días)
pero que no entiendo porque pesa tanto.
El plan: primero, media hora
andando a Nisanke, después una hora de autobús hasta Okhaldhunga (recuerda
siempre no sentarte en la ventana que da al precipicio), y si todo sale bien el
jeep nos estará esperando, y en cinco horas llegaremos a Salleri.
Bueno, como todo aquí hay que
tomarlo con calma.
Asombrosamente el bus sale en
hora y llegamos sin problemas a Okhaldhunga, pero el jeep tarda más de una hora
en aparecer y cuando lo hace nos para antes de salir del pueblo para recoger a
otra personas… “¿pero dónde piensan sentarse? Nosotros somos diez, más el
conductor y el "ayudante”.
Y repito es un jeep no un bus.
Primero no nos dan muchas
explicaciones y empiezan a subir los bultos de un hombre al techo, después nos
dicen que tenemos que pagar antes de salir el precio pactado 1000 rupias por
cabeza, lo que supone que el nuevo pasajero viaja gratis.
Nosotros que además de cara de
guiris parece que tenemos cara de tontos no sabemos muy bien que está pasando,
pero intentan colárnosla, así que empezamos a bajarnos del jeep y a enfadarnos. Finalmente el hombre se baja, y podemos partir…bastante cabreados.
La carretera al principio es casi
la más ancha y cómoda de las que hemos tomado por aquí. Vamos montaña arriba
como no podía ser de otra manera. Hay zonas del camino que están “arreglando” y
el primer obstáculo que nos encontramos son dos camiones de las obras parados
en medio de la carretera junto a una montaña de graba y una pala excavadora,
evidentemente todo junto tapona el camino y la solución nepalesa es sin duda la
más “lógica”, la pala empieza a mover la
montaña de piedras para hacer paso, los camiones arrancados que sólo tienen que
echar marcha atrás dos metros ni se mueven, la pala continúa poco a poco
escavando y la cola de jeeps empiezan a pasar a un milímetro de los camiones,
con las ruedas sobre la montaña de graba, inclinados unos cuarenta y cinco
grados y bajo la pala excavadora…”si, esto es pintoresco…”
A los poco metros empezamos a
sentir el frio del que hablaba Sarita, una densa niebla nos acompaña y ya casi
no se puede ver el paisaje. A mí me hace gracia pensar que así me siento más
segura, no veo por donde podríamos caer, y aunque la imagen de la niebla es
infinitamente más tétrica, es tan tranquilizante a la vez…cosas del
subconsciente.
Definitivamente cada vez hace más
frío, los pies los llevamos helados, sobretodo porque el jeep tiene agujeros en
el suelo…bromeamos cada vez que pasamos por encima de un gran charco sobre la vistas
panorámicas que nos ofrece el suelo del jeep, igual que si fuéramos en un barco
de esos que el suelo es de cristal…
La poca vegetación que alcanzamos
a ver está congelada, el rocío o la nieve se agolpan en la cara norte de los
pinos y las matas… dentro del coche exhalamos vaho y aún quedan un par de
horas…
Hacia mitad del camino paramos en
un “bar de carretera” para comer algo. Hace muuuuuchiiiiiiiisimo frío y nos
tomamos una sopa de chowmins, y un par de chías (gracias a esta parada
empezaran las diarreas…)
Continuamos el camino pero ya
empieza anochecer, al final el viaje es más largo de lo que parece y se nos
hace de noche.
Finalmente llegamos a Salleri, un
pueblo oscuro donde todo el mundo ya está durmiendo, y que no parece muy
diferente de Okhaldhunga.
El hotelito que nos han
recomendado aparentemente pinta muy bien, es barato, de madera y se nota que es
un pueblo turístico para “europeos”, más o menos bien decorado, ¡¡¡¡y con
servilletas!!!!...jijjiji…(nunca sabes el valor de las cosas pequeñas hasta que
las pierdes…)
Nos abren una gran sala para
darnos de cenar y nos ponen una estufa, estamos emocionados y anonadados por
las atenciones y la buena pinta del local…pero la euforia dura lo que tardan en
traer la carta…aunque es verdad que éste divino hotel nos ofrece delicias como
pancaque, queso, patatas fritas y otras delicatesen, el precio es desorbitado….
Cenamos mientras se pelean mi
ansia por las delicias y mi estrecho presupuesto. Hacemos el sorteo del amigo
invisible, (a mí me ha tocado Pablo) y nos vamos a dormir.
Las habitaciones son
espectaculares…vamos, comparadas con lo que nos tiene acostumbrado Nepal. Pero
son frías casi hasta el extremo, dentro del saco, sigue saliendo vaho de mi
respiración, es imposible calentarse…
Por la mañana yo me despierto la
primera, estoy helada y salto de la cama y salgo a la calle a buscar un sitio más
barato donde desayunar y a conocer la zona. Lo primero que me encuentro es una hilera de ropa tendida y congelada...¡joder que frío!
Si, efectivamente éste pueblo es
más o menos como okhaldhunga, digamos que es una calle larga en la que las
casas se reparten sin mucha continuidad a ambos lados, es una versión de esos
pueblos de España en los que pasa la
carretera general por en medio y el pueblo solo tiene un par de calles a
cada lado…pero claro con estilo nepalí, la general es una “carreterucha” por la
que no caben dos coches, que en algún tramo está nivelada,donde no hay aceras, y continuamente has de subir y bajar cuestas…
A los pocos metros del hotel
encuentro un lugar en el que poder desayunar, y si me fijo puedo darme cuenta
de las diferencias, aquí físicamente la gente es distinta, son más….¿chinos?
tienen los ojos más rasgados, la cara más redonda y más mofletes…puedes encontrarte
con monjes budistas por la calle… y hasta en el ciber consultando su Facebook
;)
Los precios en general son
muuucho más caros , hay que buscar bien y elegir los sitios más “castizos” allí
donde los lugareños van y donde más oscuridad y menos limpieza habitan. Supongo
que por éste motivo, la gente empieza a sufrir diarreas, estreñimiento mal
estar, y fiebre… yo me tirare hasta seis días si poder ir al baño :(
Otra cosa que me llama mucho la
atención es que aquí hay café en todas partes… (Hemos colonizado este pueblo),
aunque claro el café es soluble, sin leche y tan claro como un té…enserio
tienes que olerlos para poder diferenciarlos, porque de un vistazo es
imposible.
Una vez que todos estamos en pie,
hacemos turismo, vamos a un mirador a ver las montañas…
(Que son las mismas que
puedo ver desde mi casa pero aquí casi las puedo tocar), y un grupo decidimos
ir a un monasterio que hay al otro lado de otro monte… Por el camino algunos
empiezan a abandonar, yo la verdad es que ya me lo estoy pensando pero quiero
continuar…de momento el camino no es extremadamente empinado y quiero ir a
verlo…hasta que el camino deja de ser una carretera y se convierte en senda que
sube directa monte para arriba. Se puede ver el pico de la estupa sobresalir
allá arriba detrás de unas rocas, y mi ánimo se desploma…no voy a subir, de
verdad que no quiero ahogarme por el camino, ya tengo bastante con las
caminatas de diario… “no haría esto en España por una catedral, ¿Por qué lo voy
hacer por un templo budista?, ya he visto otras estupas…”
No soy la única y vuelvo en
compañía de Alice (que tiene dolor en una rodilla) al pueblo, acallando mis
voces interiores…de verdad que para mí no es un problema no ver la estupa…es un
problema quedarme en tierra por… ¿estar enferma?, digamos que tengo que aceptar
mis limitaciones, claro que no todos los cuerpos no son iguales…pero…de verdad
¿estoy enferma? Yo no suelo ser de los que abandonan… ¿he encontrado mis
límites?
De vuelta al pueblo descubrimos
los momos fritos, ummmm riquísimos, compramos queso, y paseamos.
Al día siguiente Carlo y Pablo, madrugaran para hacerse una
ruta en busca del Everest, se supone que hay un mirador a unas tres horas monte
arriba, desde donde se puede ver…los demás nos quedamos durmiendo.
Llegan a media mañana, satisfechos y helados, directos a
dormir. Con unas fotos preciosas de un mar de nubes y un montón de montañas
amontonadas entre las que dicen que esta el Everest, Carlo se pasará la noche
de noche buena con fiebre por culpa de ésta escapada…
Los días en Salleri llegan a su fin, hemos planeado pasar la
Noche buena en Okhaldunga, tenemos un bar más o menos fichado en donde cocinan
bien, diferente y barato. Así que volvemos a conseguir un jeep, vuelven a
intentar engañarnos con el precio y el número de pasajeros, volvemos a
enfadarnos (ahora con menos bazas pues necesitamos volver) y finalmente
partimos. En el primer bache la ventana junto a maria se desploma y cae a la carretera, Maria se lleva un susto de muerte y el conductor sonríe, para el jeep, recoge la ventana y continúa el camino sin mas... María no puede mas que poner una esterilla para no salirse del jeep y aceptar que pese a todo a tenido muuucha suerte.
El camino de vuelta es totalmente distinto, y un jarro de
agua fría para los intrépidos que fueron
a ver el Everest, durante casi todo el viaje podemos ver las montañas, y lo que
en la ida fue todo niebla, ahora son impresionantes vistas del Everest y todas
las montañas que lo rodean, precioso…
El Everest es el pico mas alto, ese que se ve detras de la primera fila de montañas y mas negro, con forma de pirámide