sábado, 1 de marzo de 2014

LA CASA DE GOMA SHRESTRHA




En las últimas semanas he tenido muchos problemas con la luz en casa de Sarita, he pasado días enteros sin poder trabajar y he tenido que bajar continuamente a Bimire para poder cargar baterías. Los días pasan y el proyecto se va acabando y yo me estoy retrasando. Por otro lado tengo que empezar ya a dar clases de fotografía y photoshop a los jóvenes en la escuela de Bimire, por lo que finalmente la organización ha decidido que me mude a casa de Alba para estar más cerca de la oficina, la luz y el colegio.

Me da muchísima pena, me encanta mi familia pero es la mejor solución.

Cuando Sarita lo supo se puso triste y la última noche nos quedamos solas  lloró, yo también lo hice no pude evitarlo, es una mujer muy tierna a la que le he cogido muchísimo cariño y me repetía en su inglés simple “contigo aquí he olvidado que me faltan mis hijas, ahora voy a volver a echarlas de menos y también a ti”

El día de la mudanza se arranca a llover  lo que no ha llovido en todo el tiempo que llevamos aquí y Sarita me repite que así no me puedo ir, está contenta y me chantajea a final de la tarde cuando ya el tiempo ha amainado en que si me quedo a dormir un día más hace carne para cenar… a mí me da la risa, parece mi abuela usando la comida como cebo, y por supuesto me quedo una noche más.

Al día siguiente con muchísima pena me voy de la casa, prometiendo que el fin de semana siguiente subiré a visitarla. Y con la ayuda de Cancho (borracho) llevando mis maletas.  

Llegamos por fin a la casa de mi compañera española Alba, su “madre” me está esperando y me da la bienvenida.

Esta casa y esta familia son totalmente distintas a la mía. Son de otra casta (más baja) y tienen algunas costumbres distintas, además son agricultores y su casa está rodeada de otras del resto de la familia. Son unas cinco o seis casas juntas que casi forman un pequeño barrio en el que hay mucha gente y animales por todos lados.

Aquí fabrican roxi (el alcohol local) y todos  trabajan en todas las casas y en todos los campos de la familia. Me cuesta saber quiénes son vecinos y con quienes tengo “parentesco”.
Tengo dos hermanas adolescentes, una será alumna mía y es una chica muy lista que todas las noches invade nuestra habitación en busca de la ayuda de Alba para sus deberes de inglés. Yo que, al principio en casa de Sarita añoraba una familia más numerosa, ahora echo de menos la tranquilidad que esa circunstancia brindaba.
El padre de la familia con un nombre dificilísimo es idéntico a su hermano, que vive en la casa de al lado, y que sólo consigo identificarlos porque uno tiene las cejas inmensamente más pobladas que el otro. También está la abuela que vive con el tío, su mujer y creo que un primo adolescente. Hay un montón de gente a la que todavía no ubico… pero será cuestión de tiempo.

Las comodidades de la casa también son diferentes, la cocina es de fuego como la de Sarita pero no hay una estructura elevada en la que cocinar, aquí se hace casi en el suelo. En el suelo también se come, no hay mesas ni sillas hay un gundri (jarapa de paja) en la que se sentarse a lo largo de la pared.
El baño, la primera vez que lo vi casi me caigo de espaldas, no tiene la suficiente altura y hay que entrar agachado, no hay loza para el baño turco, todo es de “cemento” y hay un agujero por que asoma una tubería que hace de desagüe, casi tienes que apuntar para que los desechos caigan dentro, pero enserio… funciona a la perfección,  en casa de Sarita tenía mejor pinta pero tragaba fatal y siempre se veía asomar “lo de otro”. Aquí la inclinación es perfecta y con un poco de agua todo se pierde sin problemas. Casi es de chiste, pero me maravilla que funcione también algo con tan mala pinta ;)

Otra de las ventajas de ésta casa es la fuente, que está aquí al lado y  también la cuerda para tender, con lo que se acabó los largos paseos de ida y vuelta a la fuente cargada con la colada.

La comida… no me gusta tanto, aunque la dieta es la misma “dalh-baat” a todas horas, lo único que cambia son las verduras y  la mano de la cocinera, pero sólo es cuestión de acostumbrarse…

La gran ventaja de ésta casa es la cercanía con la oficina, el punto de luz y la escuela. La desventaja es que está encima de unas seis o siete terrazas de cultivo con lo que debo subir y bajar unos doscientos escalones todos los días…


¡Perfecto para mi trasero!… ;)

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